Cada vez es más común -y de hecho muchas veces mandatorio- en la participación de un proceso de selección, que las personas refieren que buscan un trabajo con propósito, a partir del cual sientan que están aportando con su esfuerzo, experiencia y tiempo a un fin mayor que sólo el trabajo en sí mismo.
Ahora bien; a qué nos referimos con un propósito, es muy subjetivo y personal, porque para muchos se puede tratar de tener un trabajo que esté orientado a ayudar a otros, que se enfoque en democratizar el uso de ciertos recursos y/o servicios, o bien que permita obtener un mayor bienestar y balance entre la vida personal y laboral. Lo que sí está claro es que sentir que nuestro trabajo tiene un propósito aumenta nuestra motivación, sentido de pertenencia y la capacidad para involucrarnos de manera más profunda en nuestra labor.
Hoy en día los principales propósitos que buscan por lo general las personas a la hora de buscar trabajo se pueden encontrar dentro de las siguientes categorías:
Balance entre la vida personal y laboral
Desarrollo profesional, pudiendo adquirir nuevas habilidades y conocimientos
Colaborar con el trabajo en alguna misión importante para la sociedad, país o algún grupo en particular.
Ambiente de trabajo positivo, en el que existan relaciones interpersonales positivas y saludables.
Estabilidad financiera
Reconocimiento y validación en el lugar de trabajo.
De esta manera, hoy lo que esperamos de un futuro trabajo, no sólo tiene que ver con las funciones, roles y responsabilidades en sí mismas, sino también deben considerar variables que apunten a una satisfacción que intrínsecamente está relacionada con otros intereses que hace algunos años era impensado ponderar a la hora de tomar una decisión de este tipo.
Es por esto, que parece muy importante que los líderes de las empresas hoy, puedan promover contextos en los que se valore la motivación más profunda de cada uno de los colaboradores, potenciando así que cada uno se pueda vincular de una manera más cercana con la organización.